martes, 13 de noviembre de 2012

Chapa y pintura...

Mañana es el día "D". Por fin van a operar a Perla de su patita rota... Estoy nerviosa, sí, con ganas de que todo salga bien, de que no se le complique el postoperatorio, de que vuelva a ser la misa (o parecida) a la de antes del accidente...

La semana pasada hablamos con el traumatólogo que va a operarle. Me dio bastante confianza porque creo que es un tipo que sabe bien lo que hace, además, confío también en sus veterinarias, la conocen y la tratan con cariño y paciencia (que a veces no es nada fácil... aunque no sé si tienen más paciencia con mis bichos o conmigo, jejejejeje).

Si os lo estáis preguntando, pues sí... es una pasta... de hecho me lo he tenido que pensar muy mucho, porque esto de ser escritora es lo que tiene... a veces mucho, a veces nada, y sin un trabajo de "apoyo" como tenía antes, se me hacía un poco (bueno, un mucho) cuesta arriba el importe de la operación, pero hay que intentarlo. Es una gata muy joven, tiene mucha vida por delante, y yo me comprometí a ofrecerle un hogar, mi cariño y todos los cuidados que necesitara para ser plenamente feliz... y eso incluye apretarse el cinto hasta sacar la lengua para poder darle lo que merece...

Es difícil de explicarle esto a las personas que no sienten lo mismo que yo por los animales. Mucha gente podría pensar que renuncio a muchas cosas por cuidar de ellos, pero estoy comprometida, y eso significa sacrificios... pero también tengo que decir que ellos me compensan sobradamente por lo que yo les doy.

Tener un animal es una decisión que afectará nuestras vidas durante todo lo que dure la suya, para lo bueno y lo malo, en la salud y en la enfermedad... nos guste o no ellos dependen de nosotros, somos responsables de su bienestar.

Bueno, dicho esto, voy a cruzar los dedos para que todo sea un camino de rosas, y con lo fuerte que es mi blanquita, seguro que dentro de poco estará brincando otra vez por la casa...

Os cuento mañana...

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