sábado, 7 de enero de 2012

Mi gato se ha vuelto un viejo cascarrabias

Cuando un gato se hace mayor requiere cuidados más atentos que cuando es un jovenzuelo, de eso no cabe duda. 

Los gatos a partir de los diez años requieren que aumentemos la frecuencia de las visitas a su "mejor amigo" el veterinario... Además de los signos evidentes de su deterioro físico, hay gatos que presentan verdaderos signo de demencia senil. Sí, se nos hacen viejitos... se vuelven más caprichosos, hacen cosas raras, se despistan, incluso parece que se pierden dentro de la casa... Ven peor, se sienten más cansados y a veces tienen dolores, y los gatos, ya sabemos, toleran fatal el dolor. Todo ello les puede llevar a sentirse deprimidos, molestos, como enfadados con sus dueños y con el mundo... vamos algo muy parecido a lo que les ocurre en ocasiones a nuestros mayores humanos. Muchas veces se "olvidan" de cómo se usa el cajón de arena, se vuelven muy exquisitos con la comida, dejan de asearse, gruñen y nos deleitan con un sin fin de comportamientos sorprendentes... (por decirlo finamente).

¿Qué debemos hacer? Hoy mismo me hacía esa pregunta mi querido amigo Miguel Ángel. Tiene una gatita de 17 años que hace todas estas cosas y él lo pasa mal viéndola así, pero... es tan difícil a veces tomar la decisión de acabar con su sufrimiento... Yo creo que mientras el gato esté físicamente "sano", debemos cuidarle y tratar en la medida de lo posible hacerle la vida más agradable. ¿Cómo? bueno, yo os puedo dar unos consejillos, ya me ha tocado vivir con un gato senil, y su vida (y la nuestra) mejora bastante con unos pocos cambios de costumbres.

Lo primero, elegir una alimentación adecuada a su edad, controlar su salud y observar si tiene dolores para que el veterinario nos recete alguna medicación que pueda ayudare. Si algo le duele dejará de comer, se pondrá más tonto, perderá peso y se deteriorará mucho más rápidamente.

También podemos ofrecerle un lugar en la casa donde tenga todo más "a mano", su cama, su cajón de arena, su comida... reducir su espacio para que se pueda sentir más a gusto controlando mejor su "trocito" de casa.

Seguir queriéndole y mimándole a pesar de sus desplantes, aunque a veces parezca que no quieren saber nada de nosotros, en realidad les reconforta saber que estamos ahí. No hace falta achucharles y eso... basta con estar cerca de vez en cuando, regalarles una caricia suave y una mirada afectuosa... ellos lo entienden, y lo agradecen.

Si sus rarezas empiezan a salirse de los límites tolerables, por mucho que nos duela, será el momento de consultar con el veterinario la opción de dormirle...

¿Cómo saberlo? aquí no hay reglas fijas, porque cada uno conoce a su compañero mejor que nadie... A mi gato Stanislaus, le llegó su hora cuando con 19 años, en un "ataque" se rascó un ojo hasta que se lo arrancó... fue horrible, y también la confirmación de que ya no podía seguir viviendo de esa manera.

He encontrado una foto en http://www.notigatos.es que ilustra perfectamente este post... os la dejo como reflexión.


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