jueves, 29 de diciembre de 2011

Mi Trasto

¿Os he contado que también tengo un perro? no... creo que no lo he mencionado, pero así es, tengo un cachorrillo, el último en incorporarse a nuestra gran familia.

Es un pequeño Beagle que hace honor a su nombre. Al principio era un santito, tranquilo, dormilón y cariñoso, yo creo que era muy pequeño, pero a medida que han ido pasando las semanas se ha convertido en un verdadero terremoto. Lo muerde todo, se sube a todos lados, duerme mucho menos... eso sí, es muy limpito y siempre hace pipí y caca en un empapador (por cierto, recomiendo encarecidamente el uso de empapadores desechables para acostumbrar al cachorro, es mucho más limpio, no huele y no salpica... ellos se acostumbran mucho mejor)

Cuando nos decidimos por un Beagle, sabíamos perfectamente cuales eran las "peculiaridades" de su carácter, a saber, terco, juguetón, desobediente y muy, muy activo, precisamente por eso lo elegimos. Sabíamos que necesitaba un lugar donde hacer ejercicio a diario, dar largos paseos y descargar un poco ese exceso de energía. También tuvimos en cuenta su tamaño, que no soltaba mucho pelo... vamos, que nos tomamos muy en serio la elección de esta raza.

Lo que quiero decir, es que hay perros monísimos, otros que parecen menos guapetes, pero que es muy importante no dejarse llevar por estos gustos estéticos cuando decidimos incorporar un nuevo miembro a la familia. La decisión de qué perro es el ideal para nosotros es seria, hay que tomarla con responsabilidad, porque así evitaremos la frustración de darnos cuenta de que ese cachorrillo tan guapo no se adapta a nuestro modo de vida, con lo que seremos infelices y le haremos infeliz a él. Ninguna de las dos partes verá cumplidas sus expectativas.

No es el caso. Trasto (Ashton) es un amor, además de un perro guapísimo, tiene el carácter ideal para criarse en una casa como la nuestra, con niños, otros animales y muuuucho campo alrededor para correr... Si le viérais... tiene una cara de felicidad...


2 comentarios: